En
alusión a la clara demonización de la edad media por parte de los
judeo-protestantes, con su leyenda negra y a las manipulaciones
históricas de
ciertos filósofos masones de la
Ilustración francesa como Voltaire, Goethe o Kant, que
hablan sobre el medievo cristiano como si fuese una época caótica y
oscura en la que todo
era malvado, vamos a nombrar brevemente varias razones históricas que
tumban
sus tesis. Voltaire a decir verdad, antes de morir volvió al Catolicismo
mediante el sacramento de la confesión, arrepintiéndose de su pasado
masón, y quedó reflejado por escrito.
Todo
empezó como hemos dicho con la
Leyenda negra, inspirada mayormente por judíos que habían sido
expulsados de España y que buscaron refugio en distintos puntos de
Europa, y
por los protestantes que acababan de entrar en escena por medio de
Lutero, el
monje que traicionó sus votos movido por la lujuria y que por orgullo
dividió
la cristiandad para justificar su conducta pecaminosa. España era un
gran
imperio católico, gobernado por Carlos V, empezaban los siglos de oro.
Por el
contrario, varios nobles y príncipes alemanes, así como más adelante
otros
reyes europeos, para aumentar su poder recurrieron a Lutero y su reforma
protestante, que les brindaba vía libre para confiscar todas las
propiedades de
la Iglesia y
un poder ilimitado sin ningún tipo de control, sin que les importara la
excomunión, ya que la Iglesia de Roma, en esos
tiempos, tutelaba en cierto modo las relaciones entre reinos europeos,
además de conceder divorcios y nulidades matrimoniales, como
representante de la ley natural divina, del mismo modo que en los
últimos
siglos se ha encargado de ello el derecho internacional, aunque éste en
realidad actúa de forma mucho más invasiva. Liberados de Roma, los
príncipes alemanes
ya podían actuar como les venía en gana, dando rienda suelta a sus
ambiciones y
deseos, sin ningún tipo de control jurídico ni moral (ya que Lutero
estableció
que se salvaban solo por la fe, sin importar las obras), y podían unirse
utilizando la religión como excusa para plantar cara directamente al
Imperio
Español de Carlos V. A raíz de este enfrentamiento continental que no
estuvo
falto de guerras, los enemigos de España necesitaban denigrar y
calumniar la
reputación de aquel imperio profundamente católico, que tanto odiaban,
ya que
además era el baluarte de la
Iglesia católica romana, y para ello forjaron la leyenda
negra, que no son más que un cúmulo de invenciones, falsedades y
manipulaciones
sobre la inquisición, sobre la conquista de América y sobre la historia de la Iglesia.
Por otro
lado, intentan ocultar todos los crímenes perpetrados por protestantes y
liberales como las masivas quemas de brujas, los exterminios enteros de
poblaciones católicas, los saqueos y destrucción de monasterios e
iglesias, los
asesinatos de religiosos, o la imposición del laicismo.

Caricatura
sobre Lutero, guiado por el demonio mediante la soberbia y el engaño.
Gracias al protestantismo se abrió la puerta en Europa a la judería y lo
judaizante. A su vez se establecieron las condiciones necesarias para
la aparición de la masonería en el siglo XVIII.
La Ilustración de
corte masónico, muy presente sobretodo en Francia e Inglaterra, y excesivamente
sobrevalorada como bien nos demuestra el historiador Dr. Alberto Bárcena en su
libro Iglesia y masonería: Las dos ciudades, tomó el relevo e hizo
suyas las mentiras de la
Leyenda negra, llevándolas a un nivel de engaño y desdén aun
mayor, llegando hasta nuestros días como la versión predominante de la Historia.
Por
el contrario la realidad histórica fue muy diferente, la edad media a grandes
rasgos, teniendo en cuenta la situación de la Europa post-romana que se encontraba bajo el
mando de los pueblos germánicos ya romanizados, y que aunque eran culturalmente
inferiores a la ya caída Roma de Occidente, (hay que matizar que el Imperio
Romano de Oriente siguió intacto, dando lugar al Imperio Bizantino), tampoco
eran los bárbaros de hacía unos pocos siglos. Partiendo de aquí, la Europa cristiana de la alta
edad media (siglos V-XII) fue evolucionando en todos los campos, en las artes, en
la arquitectura, en la economía… son muestra de ello las majestuosas catedrales
cuya belleza y complejidad no ha podido ser superada, los monasterios que se
convirtieron en los núcleos culturales de Occidente con bibliotecas inmensas,
las universidades (como las de Bolonia, Oxford, París y Salamanca) los
majestuosos castillos que abundaban a lo largo y ancho del continente. Así como
las grandes obras de la literatura, pasando por las novelas caballerescas
artúricas, cantares como el de Mio Cid y el de Roldán, o las grandes obras
teológicas de Tomas de Aquino y Bernardo de Claraval. Esta evolución continuó
durante la baja edad media dando muchos frutos hasta llegar al Renacimiento,
que se dio gracias precisamente a esta civilización cristiana del medievo en
reinos marcadamente católicos como España o los reinos de Italia.
Posteriormente los filósofos de la ilustración masónica manipularon en especial
este periodo de esplendor para hacerlo suyo (algo a lo que nos tiene muy
acostumbrados la masonería), intentando borrar la fuerte huella católica del
renacimiento, para presentarlo como un periodo paganizante precursor del
laicismo anticristiano de la ilustración de los siglos XVIII y XIX. Y esta es
la versión que se han tragado a pies juntillas estos neopaganos, carentes de
criterio y sentido crítico, que bailan al compás que marcan los enemigos de
Occidente.
“Dejadlos; son ciegos guías de ciegos. Y si un
ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo.” Mateo 15:14
Caballero de Occidente