martes, 25 de diciembre de 2018
domingo, 11 de noviembre de 2018
Desmontando a la extrema izquierda, Bakunin y Marx.
La extrema izquierda tan implantada actualmente en nuestra sociedad está formada principalmente por el anarquismo y el comunismo con sus vertientes progres. No meteremos en el mismo saco al socialismo pre-marxista, puesto que éste era muy variado y se centraba fundamentalmente en mejorar las condiciones de la clase obrera. En este artículo analizaremos su trasfondo, sus fundamentos reales, fundamentos que el militante medio de extrema izquierda ya sea anarquista o comunista, ignora por completo. El anarquismo, al igual que el comunismo defiende a ultranza el materialismo y ataca con vehemencia al cristianismo y sus valores. Resumiendo, creen que solo existe lo que vemos, la materia, y que lo espiritual no existe, que son cosas de la imaginación (pero en cambio su utopía proletaria no...), creen que la aparición de la vida y la perfección del universo se deben al fruto de la casualidad. Como podemos ver, es una concepción muy simplista que destila una gran cortitud de miras, algo cavernícola podríamos decir. Este tipo de opiniones están basadas en la ignorancia (ya que no conocen el cristianismo en profunidad, se quedan solo en lo superficial) cuando no directamente en la manipulación intencionada, como es el caso de Bakunin.
El fundador del anarquismo perteneció a la masonería (la cual, en realidad, desprecia profundamente el ateísmo como queda patente en las Constituciones de Anderson, aunque lo propagan por mero pragmatismo) y creía en Lucifer, más conocido como Satanás, al cual ensalzaba, y esto se le escapa en su propio libro "Dios y el estado". No pudiendo refrenar su soberbia, acaba desvelando sus intenciones reales.
Bakunin, al igual que Marx y otros autores de renombre de la extrema izquierda, criticaba con saña al cristianismo más que a ninguna otra religión, aunque luego también cargaba contra todas, de un modo más generalizado y con más suavidad (veasé ese incongruente respeto y casi veneración que tienen actualmente tanto anarquistas como comunistas hacia el islam...), pero se centraba en el cristianismo y sobretodo en el catolicismo por ser el baluarte de los valores europeos, de la civilización occidental, a la cual odiaba; y tanto él como sus colegas "intelectuales" querían sustituirla por una nueva civilización de valores invertidos basada en la doctrina cabalística que ellos mismos profesaban, propia del ocultismo judío y la masonería.
Para ello decidieron forjar el anarquismo y el comunismo, los cuales atacaban frontalmente cada uno de los pilares de la civilización occidental: Dios, familia y patria, es decir, el cristianismo y sus valores. Cuando hablamos de cristianismo nos referimos al católico y ortodoxo, puesto que el protestantismo les fue muy útil como primera fase para corromper Occidente durante los tres siglos anteriores, gracias a su estrecha unión con la masonería y a la propagación del capitalismo calvinista, así como la "libre interpretatio" muy cercana al relativismo moral.
Bakunin y sus camaradas sabían perfectamente que necesitaban una ideología que invirtiera los valores, una ideología que luchara contra los valores cristianos, contra la tradición, contra el orden y el sentido común, puesto que el orden representa a Dios, mientras que el desorden y la sinrazón representan a Satanás.
Marx, de origen judío y familia burguesa, hizo lo propio pero sabía que sin un mínimo de orden no se podía lograr nada consistente, aquí radica la diferencia fundamental entre dichas ideologías, una acepta cierto orden, quiere autoridad, poder estatal, y la otra no, pero los fines son los mismos, acabar con la civilización occidental y con la ley natural cristiana (la ley natural se basa en el sentido común), imponiendo la voluntad de Satanás, reproduciendo así en nuestro mundo, la rebelión de Lucifer en el Cielo. Rebelión en la cual, Lucifer, guiado por la soberbia y la envidia, no aceptó la existencia del hombre y se rebeló contra Dios queriendo ser como Él, engañando para ello al hombre, vendiéndole la moto, es decir, la manzana del "conocimiento" (puesto que el Diablo siempre utiliza la mentira para engatusar); para que tricionaran ellos también a Dios y perdieran su humanidad perfecta, su inmortalidad, convirtiéndose así en sus lacayos.
Cabe destacar que este plan no se acabó de lograr en la
URSS con el comunismo, de ahí su caída casi por arte de magia a principios de los 90 del
siglo XX. Aun siendo verdad que en las primeras décadas los líderes
comunistas consiguieron imponer una buena parte de su programa moral y
cultural imponiendo el ateísmo, desmantelando la iglesia ortodoxa y
creando un fuerte sentimiento de envidia y odio contra la nobleza y la
burguesía conocido como "lucha de clases"; no lograron acabar con
el patriotismo congénito de los rusos ni con su apego a la tradición,
cosa que si han acabado logrando más tarde en Europa occidental, que
ya estaba parcialmente corrompida por el protestantismo y el liberalismo.
El anarquismo, aun teniendo muchos puntos en común con el comunismo, al
no querer imponer un estado totalitario, se configura como una ideología
menos nociva o peligrosa para el mundo. Además, es utópica, cree en una
predisposición innata del hombre hacia la solidaridad y la mutua
colaboración (idea bastante ingenua y simplona pero atractiva). En
definitiva, es algo menos "rabiosa" o iracunda que el comunismo, pero no por
ello, menos dañina para las almas, puesto que la raíz del anarquismo, en la práctica, es la misma
que la del comunismo, es decir, la exaltación de la soberbia contra
Dios y la
inversión de valores, el mal pasa a ser el bien, y el bien pasa a ser el mal.
Es evidente que la solidaridad entre los hombres es imposible de
lograr bajo una ideología materialista, puesto que si para ellos solo
existe esta vida y hay que disfrutarla al máximo, el egoísmo siempre
acabará prevaleciendo. De nada sirve defender algo que parece bueno a simple vista, si
lo que realmente lo mueve es de origen malvado.
Mikhail Bakunin, de familia burguesa y masón de grado 32
Basándose en esa traición antes descrita de Lucifer a Dios, Bakunin y
compañía quisieron reproducirla en nuestro mundo, para ello apelaban a
una falsa libertad extrema bajo unas supuestas buenas intenciones, al
igual que hizo su maestro diabólico con Adán y Eva, siempre ayudándose
de una mentira bien adornada; una falsa libertad que en realidad
esclaviza y lleva a la desesperación e infelicidad a los hombres, puesto que los deseos mundanos
nunca se sacian y siempre se quiere más.
Estas ideologías explotan la soberbia, el egoísmo, la
envidia, la codicia y la lujuria... Nada de autoridad! via libre a todos
nuestros caprichos! queremos sexo libre! queremos hacer siempre lo que
nos de la gana! no queremos ser responsables! Muerte a los que viven
mejor que nosotros! Muerte a los que piensan diferente!... todo esto bajo la premisa de querer un mundo
"igualitario y justo", premisa que solo se queda en la teoría, puesto
que dichas ideologías por mucho que supuestamente persiguieran fines
nobles, se basaban como hemos visto, en antivalores, en lo más
despreciable del ser humano, como la envidia y la soberbia desmedida, y siempre conducen a establecer la tiranía y la injusticia allá por donde
pasan.
Los autores anarquistas en especial se centran en los peores defectos que puede tener el ser humano para engatusarlo, aprovechándose de sus debilidades, saben que así es muy fácil convencer a las masas, diciéndoles no la verdad, si no lo que quieren oir, adulándolos y alimentando su ego, sobretodo a los más ignorantes pero también a otros que siendo medianamente "cultos" caen en su engaño bajo la trampa de la vanidad y el amor a sí mismo, ya que al abrazar estas ideologías acaban creyéndose superiores al resto de mortales, algo que como veíamos anteriormente es muy propio del "colega" Lucifer. Esta inversión de valores ha tenido muchos frutos que hoy podemos apreciar por ejemplo en la ideología de género, en la destrucción de la moral y la familia, en la falsa solidaridad ligada al fenómeno de la inmigración masiva, en el aborto o en el feminismo radical, además siempre disfrazan estos objetivos como si fueran un bien aparente, ocultando el mal que en realidad producen.
En
lo social, los valores de la izquierda han sido impuestos en todo occidente por las élites
en las últimas décadas, todos podemos verlo. En cambio, en
lo económico, como ya no necesitan el cebo izquierdista para con la
clase obrera, dado que que han sustituido al proletariado por otra serie de
colectivos, como el LGBT, las feministas y ciertas minorías étnicas, prefieren la socialdemocracia que es les renta mucho más. Capitalismo mezclado con políticas propias del marxismo cultural. En la Escuela de Frankfurt se dieron cuenta de que eso es lo que necesitaban para acabar imponiendo un mundo globalizado, anticristiano y fácil de controlar. El comunismo y el anarquismo tuvieron un importante papel para lograr los objetivos globalistas, pero no acabaron de cuajar. Eso de liberar al proletariado y
demás solo les "importaba" cuando éstos eran útiles para lograr sus
objetivos, era solo un señuelo, para ellos los obreros eran solo carnaza, tropa de choque.
Tanto anarquistas como comunistas, desde el más ignorante al más culto, critican al cristianismo desde la más absoluta ignorancia, dado que no lo conocen en profundidad, se quedan solo en lo superficial, y haciendo uso indiscriminado de la demagogia se dedican a ridiculizar la religión sin utilizar nunca argumentos de peso (mediante la falacia del hombre de paja normalmente); incluso suelen calificar el cristianismo de "secta" cuando ellos con su ideología tienen un comportamiento muchísimo más sectario que muchas sectas reales. Su único argumento es la defensa de esa supuesta libertad de la que tanto se les llena la boca, libertad que en realidad es libertinaje, envidia e inmadurez, que solo les conduce a la esclavitud.
Desde aquí queremos decir a todos aquellos conozcan a gente que crea o simpatice con el
anarquismo, pero que aun no se han convertido en malas personas llenas
de odio, en seres narcisistas irresponsables que tanto abundan hoy en
dia en la extrema izquierda, que les hagan saber que para tener la cabeza
bien amueblada y tener una opinión bien formada deben conocer también
los argumentos del "enemigo" por eso les invitamos a que lean libros
cristianos aptos para cualquiera, como Mero Cristianismo de C.S. Lewis; puesto que, teniendo en cuenta el
sentido común, para poder estar en contra de algo primero hay que
conocerlo, de lo contrario se cae en el más vil fanatismo.
sábado, 3 de noviembre de 2018
La mitología nórdica no es una alternativa al cristianismo, sino un complemento cultural.
La mitología nórdica o clásica no es una alternativa como religión al cristianismo, ya que es mucho más simple e inferior en grado doctrinalmente, sin una liturgia, tocando solo superficialmente el conocimiento espiritual, centrándose más en lo cultural como los mitos y algunas costumbres, cualquiera puede comprar un libro sobre mitología nórdica y uno de introducción al cristianismo para comparar y darse cuenta de ello. La mitología nórdica al igual que la griega puede actuar parcialmente como complemento cultural del catolicismo y así es como ha sido a lo largo de nuestra historia. La Iglesia Católica desde los tiempos de la Roma Imperial ya se encargó de conservar todo lo pagano que consideraban válido, como la filosofía griega, la mitología o determinadas festividades y costumbres. El Obispo Newman, docto en mitología y filosofía afirmó que “La naturaleza era una parábola, la Escritura era una alegoría; la literatura pagana, la filosofía, y mitología, adecuadamente entendidas, eran una preparación para el Evangelio. Los poetas griegos y sabios eran en un sentido profetas".
representa la manzana del pecado original, Sauron a Lucifer, Aragorn a Cristo Rey,
Galadriel a la Virgen, y la aventura de Frodo el camino de la iniciación cristiana.

Representación germánica de Cristo como un guerrero heróico que derrota a satanás (la serpiente).

Conversión de Recaredo I de España

Olaf I destruyendo un ídolo de Thor
Ya no entramos a valorar las creaciones artificiales neopaganas y new age que surgieron el siglo pasado, la mayoría de ellas de corte gnóstico (el gnosticismo es el pilar central de la doctrina masónica) e incluso con detalles abiértamente luciferinos-satánicos como el esoterismo "nórdico", de origen cripto masónico. Esto lo haremos más adelante, en otro artículo.
Fuentes:
domingo, 7 de octubre de 2018
Desmontando a Nietzsche

Para acabar, uno no puede olvidarse de mencionar el gran odio que sentía por su propia tierra, es decir Alemania, y por todo lo alemán, llegando a renunciar a la nacionalidad alemana. Esto además quedó reflejado en los constantes ataques e insultos que le dedica en sus obras a los alemanes.
"Yo soy un aristócrata polaco pur sang (pura sangre), al que ni una sola gota de sangre mala se le ha mezclado, y menos que ninguna, la alemana." Ecce Homo, Nietzsche.
"En el fondo yo retorno una y otra vez a un pequeño número de franceses antiguos: creo únicamente en la cultura francesa y considero un malentendido todo lo demás que en Europa se considera "cultura", por no hablar de la cultura alemana. Los pocos casos de cultura elevada que yo he encontrado en Alemania eran todos de procedencia francesa." Ecce Homo, Nietzsche.
sábado, 15 de septiembre de 2018
Las mentiras de la leyenda negra y la Ilustración masónica

domingo, 19 de agosto de 2018
miércoles, 8 de agosto de 2018
VIII Cartas del Diablo a su sobrino, sobre los tiempos de duda y tribulación
sábado, 28 de julio de 2018
Contra el falso cristianismo hippie. La Santa Ira

Tal sonsonete se funda, naturalmente, en una imagen totalmente tergiversada de Cristo, que cuando exhortaba a la mansedumbre no nos estaba pidiendo que fuésemos unos eunucos con horchata en las venas, ni unos pánfilos miramelindos, ni unos moderaditos inofensivos, sino personas que acatan dócilmente la voluntad divina. Tampoco cuando emplea la imagen retórica de poner la otra mejilla nos está pidiendo Cristo que nos convirtamos en unos seres pasivos que se dejan vapulear por sus agresores, sino que nos recuerda que Dios está con quien recibe una agresión por su causa; y que debemos hacérselo ver al agresor, para que entienda que el daño de su bofetada es ínfimo, comparado con el beneficio de la caricia divina. Que Jesús fue misericordioso y compasivo ante las debilidades del prójimo es algo que está fuera de toda duda; pero que fuese ese ser almibarado y merengosín que pretenden ciertos hipócritas, una especie de paladín del pacifismo más bobalicón y soplagaitas, es falso de toda falsedad. Jesucristo fue el Cordero de Dios, pero también el León de Judá; y de sus rugidos y zarpazos están llenos los Evangelios, que basta leer para que este falso Jesucristo de pitiminí que los hipócritas han construido se derrumbe ante nuestros ojos. Cuando leemos los Evangelios descubrimos, por ejemplo, que Jesús empleaba palabras consoladoras para sanar a los afligidos; pero descubrimos que también empleaba silencios enigmáticos, respuestas irónicas, parábolas terribles, discursos airados y hasta arrebatos coléricos. Jesús, en fin, nada tiene que ver con un predicador capón y melifluo que sonríe condescendiente ante las travesuras de los hombres, a los que mira con plácida benignidad; por el contrario, se revuelve viril y enojado contra los hombres cuando los sorprende en falta, los maldice e increpa con palabras acres, los reprende sin paños calientes y, llegado el caso, se lía a zurriagazos con ellos.
Esta santa ira nos sobrecoge a veces por su ferocidad; pero nos sobrecoge todavía más porque estalla cuando menos lo esperamos. Así, por ejemplo, en el Cenáculo, cuando Pedro se pone suavón y pazguato y lo invita a rehuir la Pasión, Jesús le lanza un anatema brutal (sobre todo teniendo en cuenta que antes lo ha elegido su vicario en la Tierra): «Apártate de mí, Satanás». No tiene empacho Jesús en llorar amorosamente sobre la ciudad que está a punto de inmolarlo; pero tampoco tiene empacho en profetizar que Cafarnaum y Betsaida padecerán mayor condena que Sodoma. A la higuera estéril la maldice, aunque como el mismo evangelista reconoce «no era tiempo de higos». A los mercaderes que se habían instalado en el atrio del templo los expulsa sin miramientos, armado de un látigo. Y a los fariseos les lanza una portentosa filípica, sin recatarse de acribillarlos con las palabras más gruesas e injuriosas: «Raza de víboras, sepulcros blanqueados», etcétera.
Y, en fin, no encontramos en toda la predicación de Cristo ninguno de los tópicos habituales a favor de la paz que tanto gustan de atribuirle los hipócritas. No hallamos en sus palabras ninguna execración de la guerra; y hasta llegó a cultivar cierta amistad con algunos soldados romanos. La paz que repartía a manos llenas entre sus seguidores nada tiene que ver con la paz del mundo, sino con la paz del alma, que se llena de la fragancia de los nardos cuando Dios anida dentro de ella. Y, en fin, Jesús nos advierte sin ambages que no ha venido a traer la paz, sino la espada, y a revolver al hijo contra el padre y a la nuera contra la suegra. Nada más natural, pues, para afrontar tales batallas, que armarse de santa ira. El León de Judá nunca dejó de mostrarse airado ante quienes lo merecían; y reservó sus iras mayores para los bellacos hipócritas.
Juan Manuel de Prada
miércoles, 25 de julio de 2018
sábado, 21 de julio de 2018
miércoles, 18 de julio de 2018
Obispos guerreros: Antony Bek, el poderoso obispo guerrero inglés

Recreación de Antony Bek durante la batalla de Falkirk,
librada el 22 de julio de 1298. En esta batalla es donde
fue definitivamente derrotado el caudillo escocés
William Wallace
Un preclaro ejemplo de este tipo de religioso nobiliario es, sin lugar a dudas, Antony Bek, que por su condición de obispo de la riquísima diócesis de Durham se convirtió en un verdadero príncipe en todos los sentidos del término. Quizás el que mejor supo definir el estatus del obispo fue su canciller, que dejó dicho que "hay dos reyes en Inglaterra, a saber: el señor rey de Inglaterra, que porta una corona en su cabeza como símbolo de su rango, y el señor obispo de Durham, que usa una mitra en lugar de una corona como muestra de su soberanía sobre la diócesis de Durham". De hecho, Durham era la capital del condado homónimo cuyos titulares tenían una serie de privilegios como ningún otro noble del reino, teniendo potestad para mantener un parlamento propio, reclutar tropas, regirse por sus leyes las cuales eran aplicadas por los jueces y alguaciles nombrados por los obispos, autoridad para conceder ferias y mercados a las poblaciones del condado, derecho para recaudar sus propios impuestos y tributos derivados por las tasas aduaneras, portazgos y pontazgos y hasta para acuñar moneda. En todo caso, lo que quizás defina mejor el elevado rango de los obispos de Durham era su título: príncipes-obispos, lo que nos dará una clara idea del estatus que disfrutaban los titulares de la poderosa diócesis que, además, tenían el título de condes palatinos. Otro ejemplo del verdadero poder de la sede de Durham lo tenemos en un suceso acaecido durante el mandato del predecesor de Bek, Robert de Insula, cuando el arzobispo metropolitano de York pretendió llevar a cabo una inspección en el cabildo catedralicio por ser Durham una sede sufragánea de la de York, o sea, que estaba bajo la autoridad de la misma. Los miembros del cabildo simplemente le negaron la entrada al templo alegando una hipotética falta de jurisdicción del arzobispo para inmiscuirse en sus asuntos, así que cuando este se presentó en la catedral se la encontró cerrada a cal y canto, lo que dio lugar a un interminable proceso que duró décadas y que, técnicamente hablando, jamás pudo darse por finiquitado.
sábado, 14 de julio de 2018
Oración del hombre nuevo
Concédeme, Señor,
SERENIDAD para aceptar las cosas que no puedo cambiar;
VALOR para cambiar lo que puedo;
SABIDURÍA para conocer la diferencia.
jueves, 12 de julio de 2018
El engaño de la serpiente y la falsa libertad
En la raíz de todo pecado se halla la duda sobre Dios, la sospecha de que
quizá no quiera o pueda hacernos felices: «¿Es tan bueno como dice ser? ¿No nos
estará engañando?» «¿Con que Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del
jardín?» (Gn 3,2), dice la serpiente (Lucifer) a Eva. Y cuando ella contesta que
no es así, que solo del árbol que está en medio del jardín tienen prohibido
comer para no morir, la serpiente siembra el veneno de la desconfianza en su
corazón: «No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se
os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal» (Gn
3,4-5). En realidad, tras esta falsa promesa de libertad infinita, de autonomía
absoluta de la voluntad (imposibles para una criatura), se esconde una gran
mentira. Porque al intentar arreglárnoslas por nuestra cuenta, sin apoyarnos en
Dios, aparece el cortejo del mal que nos esclaviza y encadena, porque nos
impide ser felices con Dios.
El pecado puede aparecer porque somos libres, vive de esa libertad, pero
acaba matándola. Promete mucho y no da más que dolor. Es un engaño que nos
convierte en «esclavos del pecado» (Rom 6,17). Por eso: «el mal no es
una criatura, sino algo parecido a una planta parásita. Vive de lo que arrebata
a otros y al final se mata a sí mismo igual que lo hace la planta parásita
cuando se apodera de su hospedante y lo mata».
En este engaño se sustenta la masonería y su gnosis, este es el pilar de su doctrina, así como el de las ideologías modernas que de ella derivan como el marxismo y la ideología de género. Ellos caen en la trampa de la serpiente, dejándose engañar por el padre de la mentira, cegados por la soberbia, la envidia y por un amor desmesurado hacia sí mismos, convirtiéndose así en servidores del maligno.
martes, 3 de julio de 2018
Chesterton contra Nietzsche
[Algunos] hablan como si el paso del tiempo supusiera cierta superioridad; de modo que incluso un hombre de fino intelecto afirma despreocupadamente que la moralidad humana no está nunca al día. ¿Cómo va a estar algo al día? Una fecha no imprime carácter. ¿Cómo vamos a decir que la celebración de la Navidad no es propia del día veinticinco de un mes determinado? A lo que se refería, claro está, el escritor es a que la mayoría va por detrás -o por delante- de su minoría preferida. Otros imprecisos pensadores modernos se refugian en metáforas materiales; de hecho, ésa es la marca de fábrica de los modernos imprecisos. Como no se atreven a definir su doctrina de lo que es bueno, recurren sin el menor reparo a figuras retóricas y, lo que es peor, lo hacen convencidos de que esas analogías baratas son exquisitamente espirituales y superiores a la antigua moralidad. Así, consideran muy intelectual decir que las cosas son “elevadas”, cuando en realidad es todo lo contrario: tan sólo una frase dicha desde un campanario o una veleta. “Tommy es un buen chico” es una proposición filosófica, propia de Platón o Aquino. “Tommy llevaba una vida elevada” es una burda metáfora extraída de la regla de los tres metros (Nota nº 2: Según la cual hay que saludar a cualquier persona que esté a menos de tres metros de nosotros).
En eso, dicho sea de paso, radica toda la debilidad de Nietzsche, a quien algunos tienen por un pensador fuerte y arriesgado. Es innegable que fue un pensador poético y sugerente, pero no era ni fuerte ni arriesgado. Nunca tuvo el valor de decir lo que pensaba con claras palabras abstractas, como hicieron Aristóteles, Calvino o incluso Karl Marx, que eran pensadores valientes e implacables. Nietzsche siempre escapaba a las preguntas con una metáfora del mundo físico, como haría un poeta menor. Dijo: “más allá del bien y del mal”, porque no tuvo el valor de decir: “mejor que el bien y que el mal” o “peor que el bien y que el mal”. Si se hubiese dejado de metáforas, habría visto que eso era un disparate. Así, cuando describe a su héroe, no se atreve a decir: “el hombre más puro”, “el hombre más feliz” o “el hombre más triste”, pues eso serían ideas y las ideas le asustan. Dice: “el hombre superior”, o “el superhombre”, que son metáforas físicas propias de acróbatas o de alpinistas. Nietzsche es un pensador muy tímido. En realidad, no tiene ni idea de qué hombre quiere que produzca la evolución. Y si él no lo sabe, desde luego los evolucionistas normales que dicen que las cosas son “elevadas”, tampoco.
Chesterton, Gilbert Keith. Ortodoxia
lunes, 25 de junio de 2018
Los deseos...
jueves, 21 de junio de 2018
El pecado personal: ofensa a Dios, desobediencia a la ley divina
Se trata, por tanto, de una toma de posición negativa con respecto a Dios y, en contraste, un amor desordenado a nosotros mismos. Por eso, también se dice que el pecado es esencialmente aversio a Deo et conversio ad creaturas. La aversio no representa necesariamente un odio explícito o aversión, sino el alejamiento de Dios, consiguiente a la anteposición de un bien aparente o finito al bien supremo del hombre (conversio). San Agustín lo describe como «el amor de sí que llega hasta el desprecio de Dios». «Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación (cfr. Flp 2, 6-9)» (Catecismo, 1850).
El pecado es el único mal en sentido pleno. Los demás males (p. e. una enfermedad) en sí mismos no apartan de Dios, aunque ciertamente son privación de algún bien.
Fuente: Resúmenes de Fe Cristiana, de Jose Manuel Martín.
domingo, 17 de junio de 2018
La búsqueda del Santo Grial, la iniciación del caballero cristiano.

Otro de los caballeros más relevantes de la búsqueda es Lanzarote, un apuesto caballero de gran renombre, reconocido por todos como el mejor de los caballeros antes de la llegada de Perceval y Galahad. Lanzarote llega a ver el Grial, pero debido a su endurecimiento de corazón producido por el pecado, ni se da cuenta del valor que tiene lo que está viendo, su espíritu está encarcelado. Lanzarote se da cuenta de esto y sufre mucho, hasta que se encuentra con un monje con el cual se confiesa después de muchos años sin hacerlo y vuelve a encontrar a Dios.
La Búsqueda del Santo Grial es una obra literaria perteneciente al ciclo de leyendas artúricas conocido como el "ciclo de la Vulgata", llena de significado espiritual, de valores y lecciones para todo aquel que no está totalmente cegado por los antivalores de la sociedad postmoderna, es un imprescindible para los apasionados del medievo, de las órdenes de caballería y de la civilización cristiana.
martes, 12 de junio de 2018
En el mundo habrás de luchar
No entres en el mundo con miedo. Comienza tus dias con paso firme mirando al sol. No tengas miedo a la vida. Somos los amigos de la luz.
Nos preocupa el mundo y nada de él nos es despreciable. Ama a los hombres, ama a tu tierra, ama a tu cuerpo y tu juventud. Si ha de ser el compañero de tu alma ¿por qué olvidarlo?
Nada de cuanto ocurre en el mundo puede carecer de importancia para ti. El roce con el mundo te hará más hombre, te moldeará el carácter, te dará bríos. Más adelante santificarás el ambiente.
Un espíritu joven, combativo y optimista, lleno de empuje humano y de recia visión sobrenatural, transformará el ambiente con una facilidad que a muchos les dará pasmo.
... ¿Por qué despreciar esta tierra? ¿Por qué despreciar esta patria, si en esta tierra es donde los hombres se hacen santos? Aquí, en el mundo, fue donde Cristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, quiso vivir treinta y tres años entre nosotros; aquí, en esta tierra que tanto dicen menospreciar algunos, quiso desarrollar su personalidad el Hombre que mayor personalidad ha tenido entre los hombres, y nadie existe ni vendrá, que se le pueda comparar.»
El valor divino de lo humano, Jesús Urteaga.
jueves, 31 de mayo de 2018
Urbano II y la primera Cruzada
Este año se celebraron 923 años del discurso pronunciado por el papa Urbano II en el concilio de Clermont de 1095 donde en una proclama encendida y solemne llamó a los cristianos de occidente, ricos y pobres por igual a marchar en asistencia de los peregrinos que sufrían constantemente los ataques de las hordas musulmanas y que cada vez iban a más. También se lanzaban a auxiliar a sus hermanos ortodoxos en Bizancio contra la amenaza de la expansión musulmana, la cual se había hecho patente décadas antes.
Es en 1071 en Mazinkert donde el Imperio Bizantino sufre una derrota humillante a manos de los turcos selyúcidas, perdiendo el control de prácticamente todo su territorio al este del estrecho de los Dardanelos. Con su capital de Constantinopla directamente amenazada, la Ortodoxia griega decidió ignorar sus diferencias dogmaticas y políticas con el catolicismo romano y en marzo de 1095 llega a oídos de Urbano II su pedido de ayuda.
Para este papa responder a dicho llamado es una oportunidad perfecta; profundamente disgustado con la corrupción producida de la venta y compra de cargos eclesiásticos así como de la administración de los sacramentos, Urbano pregonaba un regreso a las raíces monásticas y humildes de la cristiandad primitiva pero sin desviación doctrinal alguna (a diferencia de algunas herejías que hacían llamados parecidos para justificar sus despropósitos), el apoyo a las artes y el cuidado de los pobres y enfermos. Esta leve desconexión con los valores fundacionales del Cristianismo es provocada en parte debido a los estrechos lazos que muchos obispados tenían con el poder secular (léase los nobles locales), en contraparte existia una corriente de reformismo a la cual Urbano II estaba alineado, conocida entonces como las reformas benedictinas, en nombre de la orden religiosa que las pregonaba.
Otro problema que la guerra santa ayudaría a resolver era el conflicto interno, las luchas intestinas y eternas entre las nobleza medieval era algo intolerable para Urbano, pues representaba una violación de la Paz de Dios, que estipulaba el carácter piadoso de aquellos que no participaran en conflictos contra sus hermanos, el pueblo cristiano debía estar unido y redirigir toda su agresividad contra un enemigo externo e infiel era una buena forma de canalizar dicha belicosidad y frenar las luchas dentro de Europa, al menos temporalmente.
Esta lucha entre el poder clerical y el secular será parte de la tónica del Concilio de Clermont, donde entre otras cosas Urbano II excomulgará al rey Felipe I de Francia por casarse adúlteramente con una mujer también casada. Pero su discurso final será un llamado a la “raza de los francos” a luchar contra los musulmanes para recuperar Tierra Santa (Jerusalén), la proclama “Deus Vult” (Dios lo quiere) será el grito de batalla del papa a los peregrinos, prometiendo el perdón divino de los pecados:
“Que los que se hayan acostumbrado injustamente a librar una guerra privada contra los fieles ahora vayan en contra de los infieles y terminen con la victoria de esta guerra que se debería haber comenzado hace mucho tiempo. Que aquellos que durante mucho tiempo, han sido ladrones, ahora se conviertan en caballeros. Que aquellos que han estado luchando contra sus hermanos y parientes ahora luchen de una manera adecuada contra los bárbaros. Que aquellos que han estado sirviendo como mercenarios para la pequeña paga ahora obtengan la recompensa eterna. Que los que se han desgastado a ellos mismos en cuerpo y alma ahora trabajan para un doble honor”
Hoy por hoy, lo políticamente correcto es analizar las cruzadas como guerras libradas más por intereses políticos y económicos que por causas de la fe, algo muy alejado de la realidad. Sin embargo nadie puede negar su impulso religioso, especialmente en esta primera instancia, es genuino, por primera vez hay un elemento común que une a los diversos elementos dispares de las sociedades medievales europeas, en una era violenta como la transición entre la Alta y Baja Edad Media, la búsqueda de un enemigo doctrinal externo era posiblemente la mejor apuesta para lograrlo, aprovechando la frágil situación por la que pasaban los peregrinos y Bizancio. Así fue como la era de las Cruzadas comenzó, una nueva etapa en la que los europeos terminarían un largo proceso interno, conformándose un fuerte lazo de unión entre los diversos pueblos europeos, para empezar a mirar hacia afuera, hacia lo foráneo y desconocido, como la tierra de la oportunidad para el prestigio, la gloria y para algunos, la absolución. ¿Podría ser este el primer respiro del espíritu aventurero y defensivo que Europa adoptará en siglos venideros? Seguramente, puesto que la historia siempre tiende a repetirse. Las cruzadas en defensa de la Cristiandad pese a la mala imagen que se les ha dado en los últimos siglos por parte de los enemigos de la Iglesia y a veces incluso por parte de algunos de los nuestros,actuando como verdaderos traidores por causa de la ignorancia y de la ingenuidad, sirvieron para unir Europa más que nunca, así como para alcanzar un alto nivel espiritual que se hacía patente en todos los estratos sociales.
Fuente:
Jornalesdelahistoria.wordpress.com
Anotaciones del Caballero de Occidente
domingo, 27 de mayo de 2018
Ocultismo y paganismo "nazi", ariosofía, esoterismo, la new age y su relación con la masonería.
Durante los últimos tres siglos han utilizado diversas "creencias o religiones pantalla" inventadas por miembros de la masonería para captar posibles seguidores y futuros miembros potenciales, así como para ofrecer una introducción a la doctrina de la masonería disimuladamente y dirigir la sociedad hacia el sincretismo religioso anticristiano.
Entre estas corrientes criptomasónicas cabalísticas
estarían los diferentes estilos esotéricos del siglo XIX y principios
del XX como la teosofía (basada en el hinduísmo), el ocultismo (incluído el pseudonazi), y las
vertientes new age, paganas y esotéricas durante el siglo XX. La new age
actualmente es su punta de lanza, con una gran difusión desde los años
90 del pasado siglo (reencarnación, energías, chakras, meditación, etc).
Todas estas creencias al igual que la masonería, se basan en la gnosis
(gnosticismo). En la gnosis se dice que la salvación viene por uno
mismo,
se promete que mediante la iniciación se irán adquiriendo cada vez más
conocimientos secretos convirtiéndose así en individuos muy superiores
al humano medio, los cuales son vistos como profanos, alimentando así la
soberbia y el ego de los posibles futuros iniciados, haciéndoles creer
que son elegidos, que se convertirán en semidioses en sus fantasías. Ese
es su señuelo, se aprovechan de la debilidad del ser humano, de su
egocentrismo y ansias de vanidad, de su curiosidad por el
misterio.
Es puro marketing por el cual se capta a la gente a base de adularlos y darles algo con gancho, buscando satisfacer la parte perversa del alma humana.
En realidad, los "iniciados" no se convierten en seres superiores en ningún momento ni obtienen poderes sobrenaturales, simplemente alimentan su ego y en algunos casos llegan a creerse que son auténticos "gurús", alimentados por la vanidad que le proporcionan cientos o miles de seguidores. Si están dentro de la masonería o alguna secta similar, van conociendo con detalle la organización y sus fines, mientras que se les da la esperanza de que están cada vez más cerca del secreto espiritual más importante del gnosticismo y de la masonería, el cual, por supuesto es un fraude.
Como sucedió con la manzana que la serpiente ofrece a Adán y Eva, por la cual Satanás les ofrecía un gran conocimiento oculto que según él, Dios no quería que tuvieran porque se convertirían en dioses... En realidad esa manzana solo los llevó al pecado, a su propia condenación, engañados por el demonio que siempre busca arrastrar a los demás hacia el mal. Todas las personas que se dejan arrastrar por estas creencias ocultistas y gnósticas, guiados por la soberbia y la vanidad, o simplemente para subirse la autoestima, sirven al mal sin darse cuenta.
Lucifer es Satanás, por muchos cuentos que se hayan sacado de la manga
para dulcificar su imagen desde la new age y la
masonería. Lo intentan camuflar de mil formas, pero la "glorificación
del hombre" que buscan todas ellas, la salvación por "uno mismo" (porqué
nosotros somos lo más, más que Dios, según ellos... humildad cero). El
rechazo más o menos contundente de Dios, es una muestra de soberbia y
vanidad en cantidades industriales, y esto es lo que les delata como
servidores del mal, aunque muchos cegados por esa borrachera de ego,
nunca llegan a darse cuenta.

Propagando estas creencias gnósticas camufladas, en ambientes
abiértamente anti masónicos, mezclando medias verdades con mentiras,
buscan corromper a su enemigo para que acabe incluso trabajando para
ellos sin saberlo, o como mínimo para que su lucha contra las políticas
de la masonería, es decir contra las políticas del marxismo cultural,
sea mucho menos eficaz.
El verdadero dios y maestro tanto de la masonería como de estas creencias ocultistas es lucifer, aunque esto pocas veces lo dicen abiertamente por las connotaciones negativas que suele tener. En los círculos masónicos se le llama "gran maestro" mientras que Dios para ellos es alguien poco relevante, el Todo, lo que dió el primer impulso a la creación y nada más, en el mejor de los casos. Ellos aseguran que lucifer es bueno, el portador de la luz, y no Satanás como dice la biblia, pero esto se desmonta por si solo cuando nos damos cuenta de que los fines de su Lucifer son los mismos que los de Satanás, es decir rebelarse contra Dios (al que tachan de malvado, cambiando las tornas) para ser igual de poderoso que él, de igual a igual, un auténtico desafio a Dios haciendo gala de una soberbia y envidia tremendas, lo cual es sinónimo del mal por si mismo.
Alguien que se guía por la soberbia y la envidia, que no acepta órdenes de nadie ni autoridad espiritual alguna, es malvado por definición (este principio es aplicable igualmente a las políticas del marxismo cultural que es la expresión terrenal por excelencia de las creencias luciferinas).
Por ello, lo que hacen es comportarse de manera totalmente contraria a las enseñanzas cristianas del evangelio empezando por lo de "la verdad debe ser rebelada a todos por igual". Invierten los valores, emulando esa rebelión luciferina, para acabar con todo lo que provenga de Dios, de ahí que propaguen actualmente desde la masonería la ideología de género, o en el pasado la lucha de clases y el ateísmo.
Usan
todos los
medios que sean necesarios para acabar con la ley natural, para destruir
el orden: su fin último es poner el mundo del revés, para según ellos
"liberar" al hombre. Acaban situándose por encima del bien y del mal,
como los gurús hindúes o los antiguos cátaros, promoviendo así el
relativismo moral. Además manipulan y confunden la biblia, ya que en
ésta se dice claramente que Lucifer era un ángel bueno que se dejó
llevar por una soberbia extrema y se rebeló contra Dios, que es cuando
cayó por su pecado. Después de su fracaso, lleno de odio y poseído por
la envidia, se transformó en Satanás...
Esto los masones, los ocultistas y los gnósticos en general, no lo
mencionan en ningún momento, en su lugar cuentan la historieta
mencionada un poco más arriba; omiten esto intencionadamente porque no
quieren creérselo, no les interesa, ellos son soberbios y vanidosos y
quieren seguir siéndolo.
Hay muchos escritos de esoterismo de post guerra alineado para con la llamada tercera vía afín al fascismo y al nacionalsocialismo, que de principio a fin son un cúmulo de creencias masónicas. Solamente hay que leer un ejemplar del Kybalion o textos de cualquier web oficial de logias masónicas para comparar y darse cuenta de ello; su máximo referente está en el ocultismo pseudonazi y su precursor Guido Von List (el cual bebió diréctamente de la teosofía y de la masonería) que creó la llamada "ariosofía" a partir de una mezcla entre ocultismo cabalístico y la simbología del paganismo germánico.
Dichas creencias se presentan como si no tuvieran nada que ver con la masonería, para que el lector poco formado en estas
lides caiga en la trampa. Ocurre lo mismo con con el esoterismo actual y
el ocultismo en general, el cual pocas veces relacionan con la
masonería, (con toda la astucia del mundo) para no asustar al
interesado. Todos estos textos olvidan que en los regímenes fascistas se
prohibió la masonería y también las organizaciónes esotéricas u
ocultistas, como por ejemplo, la archiconocida Sociedad Thule.
Hablando de la Thule, se ha exagerado interesadamente por los propios enemigos del III Reich su influencia en éste y en Hitler, para darle una imagen de oscuridad y maldad. A efectos reales, los únicos personajes relevantes del III Reich influenciados por la Sociedad Thule y el paganismo germánico ocultista fueron Hess y en menor medida Himmler (el cual acabó traicionando a Hitler), todo lo demás son manipulaciones y fantasías sin fundamento que van en contra de las propias declaraciones y acciones gubernamentales de Hitler, que era católico no practicante.
Hitler llegó a decir sobre los paganos ocultistas lo siguiente: "Estas personas que sueñan con el heroísmo de los antiguos germanos, con sus armas primitivas, como hachas de piedra, lanzas y escudos - escribió Hitler - son en realidad los más cobardes. Conocí demasiado bien a esa gente para no sentir el mayor asco por estos comediantes... Especialmente cuando se trata de reformadores religiosos a base de germanismo antiguo, tengo siempre la impresión de que han sido enviados por aquellas instituciones que no quieren el renacimiento de nuestro pueblo" (Mein Kampf - Hitler).
Sabottendorf, fundador de la Thule y otros tantos de su cuerda fueron perseguidos por el III Reich, cosa lógica, teniendo en cuenta las declaraciones de Hitler sobre ellos. El propio Hitler dió a entender con sus acciones que con los años se dió cuenta de que esas creencias que compartieron algunos de sus camaradas estaban profundamente influenciadas por la doctrina masónica, de ahí que las prohibiera; el mismísimo Himmler tenía que guardarse sus creencias para su círculo más cercano dentro de las SS, que no pasaba de unas pocas decenas de miembros.
En la absoluta mayoría de
cuerpos de las SS, incluyendo su rama militar, las Waffen SS, lo pagano
se reducía a unos cuantos símbolos que se usaban por formar parte de la
herencia cultural germánica, siendo sus miembros y soldados,
protestantes o católicos por norma general.
En un nivel de seriedad y profundidad menor, la masonería hizo lo mismo
con las creencias new age que provienen de la teosofía, creada por
Blavatsky y Henry Steel Olcott, que pertenecieron a la masonería, así
como la Wicca pagana y sus vertientes, que fue inventada por el masón y
judío Gerald Gardner. Todas estas pseudo-religiones tienen algo en
común, y es que se basan parcialmente en la gnosis y el sincretismo
panteísta además de compartir cierta simbología satánica, la cual
intentan restaurar como
si no fuese algo maligno, vendiéndolo como algo mágico y bueno para que
no cause rechazo (ejemplos de esto serían el baphomet basado en el
antiguo dios celta Cernunnos o la estrella de cinco punta de la cábala).
Mediante estas pseudo-religiones pantalla, las distintas masonerías
logran captar seguidores
potenciales que se podrán convertir en futuros miembros si siguen la
senda marcada, ofreciendo disimuladamente una introducción a la doctrina
de la
masonería.


Además, con estas creencias consiguen llevar a la sociedad hacia el
sincretismo religioso, que es uno de los fines que persiguen, crear una
religión de esencia masónica y sincrética, apta para todos, en la que se
sustituya a Dios y a Cristo, por el Gran Arquitecto y Lucifer, bajo
varias denominaciones más o menos amistosas. Varias ramas del
protestantismo formaron parte de este plan como etapa previa, no debemos
olvidar que la masonería fue creada por protestantes en su gran
mayoría, con la ayuda de judíos jasídicos versados en la Cábala, al igual que su antecesora la orden Rosacruz.
Todas estas creencias tienen otro punto en común de gran relevancia, sus
ataques al catolicismo y a la iglesia romana, amparándose en la leyenda
negra promovida por protestantes y judíos, así como por toda la
propaganda anticatólica paganizante y panteísta de la ilustración
masónica liberal.
Una cita de San Agustín sintetiza con gran acierto en un par de líneas
esta lucha entre el catolicismo y las creencias luciferinas ocultistas:
«Dos amores hicieron dos ciudades. El amor de sí mismo, hasta despreciar
a Dios, hizo a la ciudad terrenal, el amor de Dios, hasta despreciar a
sí mismo, hizo la ciudad celestial.»
Como conclusión, podemos decir que no existe una gnosis buena y otra
mala, un esoterismo bueno y otro malo, todos sirven al mismo amo, al
maligno, en mayor o menor medida, unos diréctamente y otros
indiréctamente, la mayoría sin saberlo. El Catolicismo en cambio, se
basa en valores nobles, sirve al bien, la verdad y la justicia, además
de tener más y mejores vías de acceso para la vida espiritual.
miércoles, 23 de mayo de 2018
Sic transit gloria mundi
domingo, 20 de mayo de 2018
A los hipócritas que alardean de sus buenas obras
«Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas.»
«Cuando ayunéis, no aparezcáis tristes como los hipócritas.»
Son tres pasajes del mismo punto de Mateo (VI, 2, 5 y 16).
El valor divino de lo humano, Jesús Urteaga.